En un contexto donde la productividad ya no puede medirse solo en términos de resultados económicos, las empresas empiezan a reconocer que el verdadero motor de sostenibilidad es la salud integral de su gente. Este será uno de los temas centrales que se abordarán en el 23° Congreso Peruano de Gestión de Personas, es decir, la redefinición del bienestar y la salud mental como un nuevo indicador clave de desempeño.
La relevancia de este tema es ineludible. Tras años de transformación acelerada, primero por la pandemia y luego por la disrupción tecnológica (¿alguien oyó hablar de la IA?), los colaboradores enfrentan entornos de alta presión, incertidumbre constante y cambios en la forma de relacionarse con el trabajo. Ignorar este impacto no solo erosiona el compromiso y la creatividad, sino que afecta directamente la competitividad y la reputación de las organizaciones.
Hablar de “bienestar 360°” significa mirar más allá de programas aislados de beneficios o talleres puntuales. Supone entender la salud mental como un componente transversal de la gestión organizacional, que toca aspectos tan diversos como la carga laboral, el diseño de espacios de trabajo, el liderazgo empático, las políticas de flexibilidad o la claridad en los procesos. El bienestar deja de ser un lujo o un gesto de buena voluntad para convertirse en una condición básica de sostenibilidad.
Además, los líderes están descubriendo que la salud mental también es una ventaja competitiva. Equipos que se sienten cuidados y escuchados responden con mayor resiliencia, más disposición a innovar y una mayor capacidad de adaptación. Esto exige a las áreas de recursos humanos un rol más estratégico: no solo diseñar iniciativas, sino medirlas, compararlas y gestionarlas como cualquier otro KPI clave de la empresa.
Esta medición es uno de los puntos más desafiantes. ¿Cómo traducir un concepto intangible como el bienestar en indicadores claros y accionables? Aquí surgen prácticas diversas: encuestas participativas periódicas, análisis de patrones de ausentismo y rotación, o incluso el uso de tecnologías que miden la experiencia del colaborador en tiempo real. Lo importante es que estas métricas no se limiten a recopilar datos, sino que alimenten decisiones concretas de liderazgo y cultura.
Integrar la salud mental en la agenda estratégica también supone un cambio cultural. Muchas veces, los colaboradores sienten que hablar de su bienestar emocional los expone a juicios o debilita su imagen profesional. Romper ese estigma requiere de líderes que modelen la vulnerabilidad de manera responsable y de organizaciones que comuniquen, con hechos más que con palabras, que cuidar a su gente es una prioridad.
En el Congreso de Gestión de Personas, este debate estará presente en diferentes formatos: desde encuestas participativas en vivo, hasta charlas que exploran enfoques como el “bienestar irracional”, que invita a repensar las experiencias laborales desde el diseño centrado en las personas. Expertos como Rodrigo Isasi, Managing Partner de Empathy, y Roberto Lerner, psicólogo y referente en el estudio de la conducta humana, profundizarán en los aprendizajes y en las barreras que aún persisten en el Perú y la región.
Lo que está claro es que el bienestar ya no puede verse como un beneficio accesorio, sino como un indicador central de la salud de la organización. Quienes logren gestionarlo de forma seria y estratégica estarán mejor preparados para atraer y retener talento, enfrentar la incertidumbre y construir culturas sólidas y sostenibles. Y justamente ese será uno de los grandes ejes de conversación en el GDP 2025, donde se compartirán prácticas y reflexiones que pueden marcar la diferencia en cómo las empresas entienden hoy el verdadero éxito.
Para mayor información sobre el 23° Congreso Peruano de Gestión de Personas –GDP visite nuestra web o comuníquese a informes@seminarium.pe.